domingo, 21 de diciembre de 2014

Mi historia Segunda Parte

MI HISTORIA SEGUNDA PARTE

Paso el tiempo disfrutamos intensamente a nuestra hijita hermosa y cuando mi nena tenía 2 añitos, me sentí lista, sentí que era el momento ideal para buscarle el hermanito, pero oh sorpresa, me topé con un obstáculo y un muro aún mayor, mucho más grande que la primera vez, las cosas no son siempre como una más desearía, cuando quedé embarazada de mi nena, me habían hecho una laparoscopia porque tenía endometriosis fue hasta cierto punto un poco difícil y después de un tiempo me pude embarazar con la gracia de Dios, pero esta vez por unos buenos años se hizo verdaderamente imposible para nosotros lograrlo de nuevo.

Nuestra lucha incansable por ser papás nuevamente, duro casi 8 años, los doctores me decían al principio, cuando iniciamos nuestra búsqueda de nuestro segundo bebé que era increíble después de todo lo que pasé y viví cuando mi hija nació que todavía quisiera tener otro bebé, pero la verdad se olvida, olvida una lo que sufre por dar vida, los dolores de parto y se borró de mi corazón todo lo que padecí y sufrí después de tener a mi hija que tuvieron que operarme de emergencia la misma noche del día en que ella nació, borré de mi mente los recuerdos malos y me quedé con los recuerdos más hermosos y con la dicha de tener a mi hija en mis brazos y después contar ambas con el don de Dios de seguir vivas para disfrutarnos, una como mujer hace todo, todo lo que puede por sentir esa inmensa felicidad, por sentir un pedacito hermoso de nuestra propia carne vibrar dentro de nosotras, por sentir ese ser que es parte nuestra en nuestros vientres, sentir que late, que se mueve, que se comunica con nosotras a travès de ese milagro màgico que es la vida...


Creánme mujeres (me dirijo a ustedes que están sufriendo el amargo dolor de la infertilidad y la impotencia de no poder alcanzar aún su sueño de ser mamás) que sé lo que es sufrir por tener un hijo, en el momento de mi búsqueda, de mi angustia por ver mi sueño frustrado, ahí supe lo que era la infertilidad, supe lo que significa soñar y desear con toda tu alma un hijo y vivir la impotencia, el dolor de no poderte embarazar, no saben chicas como las comprendo y me siento super identificada con ustedes. 


Cuando mi hija tenía 3 años, llevábamos un año intentando volver a embarazarnos, dejamos el país de mi esposo y nos venimos a vivir a México, desde que llegué consulté a mi ginecologo de toda la vida, de toda mi confianza, el que me operó de endometriosis, al principio estuve tomando como 4 meses progesterona ya que mis niveles de esta hormona estaban un poco bajos, pero no contribuyó a que me embarazara, posteriormente pasé por 4 tratamientos de citrato de clómifeno y nada, pasé por una histerosonografía que al parecer de primera instancia indicaba que tenía las trompas tapadas, después pasé por una histerosalpingografía (fue realmente dolorosa) ahí pudieron destaparme una trompa, luego pasé por varias relaciones programadas con inducción de hormonas para ovular, todas resultaron negativas.


Mi ginecologo pidió a mi esposo estudios, ahí salió con un conteo bajo y una movilidad muy baja, nos recomendó ir con un urólogo, mi marido llevo un tratamiento por casi 6 meses, después de este tratamiento aparentemente había habido una pequeña mejoría. Fuimos a ver a un biólogo de reproducción él recomendó que dados los resultados de los estudios de mi esposo me hiciera una inseminación artificial, me sometí a mi primer IA, sentí que ovulé antes de tiempo y aún así me la hicieron, lógicamente el resultado fue negativo. Visité una señora que me recomendaron, me dio a tomar unos tés e iba a que me diera como unas sobadas (que según esto eso ayudaba a que una mujer que no se podía embarazar lograra el embarazo ya que ella hacía que el útero pudiera estar condiciones óptimas para recibir una nueva vida y lograr que un nuevo ser se anidara dentro de mí), me sentí muy triste pero al menos sabía que estaba intentando cosas y no me quedaba con los brazos cruzados. Para este momento ya llevabamos 3 años y medio de búsqueda, de luchar por ser papás nuevamente y por darle a nuestra hija un hermanito. Ahí ya empezaba a sentir frustración, un gran dolor, una tristeza profunda y una horrible impotencia por no ver mi más grande sueño cumplido. Me sentía hundida en un pozo obscuro sin poder salir de él, sentía que transitaba un camino lleno de piedras, de espinas, de obstáculos, ante el cual yo no sabía cómo avanzar, cómo seguir, cómo recorrer ese duro camino, no veía por ninguna parte un rayo aunque fuese pequeño de luz, algo que pudiera darme una señal, o sentir una mínima esperanza. Me reprochaba a mi misma el haber dejado pasar el tiempo después de que nació nuestra hija y no haberlo intentado antes como tanto lo deseaba mi marido, a veces somos muy egoístas y pensamos más en nosotros mismos que en los demás.






Mi nena me decía que porque ella no tenía hermanitos como sus amiguitos de la escuela, me insistía que ella quería tener un hermano y yo me sentía muy mal, peor, cada vez que ella me hacía ver su gran deseo también por tener un hermanito, eran lágrimas interminables, me encerraba para que ella no me viera llorar y desahogar mi gran dolor, pues yo sabía que no sólo era deseo mío de ser mamá de nuevo, y de mi marido ser papá por segunda vez, también era un deseo muy profundo de ella, cada noche hacíamos juntas oración y pedíamos al niño Jesús un hermanito para ella. 

Mientras recorría todo ese camino, mi mamá falleció fue muy muy doloroso para mí que el ser que me dio la vida, el ser que me había cuidado con tanto amor siempre, la persona de quien recibía más apoyo y más seguridad se hubiese ido, siento que a pesar de todo tengo ahora un ángel muy grande en el Cielo que intercede por nosotros, a mi hija le dolió también muchísimo haber perdido a su abuelita y cada vez más necesidad tenía de un hermanito para compartir los sufrimientos de la vida.

Decidí con todas mis fuerzas seguir mi lucha por tener a mi otro bebé que tanto tanto deseaba mi corazón y todo mi ser.

Consultamos un nuevo doctor en la ciudad de México, un biólogo de reproducción muy muy recomendado, las idas para allá nos salían caras, pues era pagar las casetas de ida y vuelta y además las consultas, estudios y tratamientos con este doctor salían carísimos, pero bueno, decíamos que valía la pena todo sacrificio por hacer realidad nuestro más grande sueño de agrandar la familia.

Nos hizo a mi marido y a mí varios estudios, mi marido había empeorado, le dio un tratamiento muy bueno que le ayudó en 3 meses a mejorar, el tratamiento consistía en tomar diariamente L-Carnitina, un multivitaminico que contenía varios antioxidantes entre ellos vitamina E, C, Zinc, Selenio, aparte L-Arginina (que es un aminoacido muy bueno)

Posteriormente pasamos a relaciones programadas, induciendo los ovarios con bastantes hormonas, no obtuvimos el positivo desafortunadamente. Después continuamos con dos IA más y tampoco ninguna de ellas resultó, nos dijo el doctor que el siguiente paso sería una FIV (Fertilización in vitro) me sentí tan desmotivada, muy muy triste, cada tratamiento nos iba dejando un dolor más grande, no encontraba las respuestas adecuadas a todo lo que nos pasaba, a todo lo que sufría por ser madre una vez más sin poder lograrlo y el sentimiento de impotencia de ver que ese deseo era inalcanzable no solo para mí, para mi nena igual que moría por tener hermanos y también desolación para mi esposo (que no tuvo una familia y que yo sentía tan dentro mío una tristeza muy grande por él ya que que mi consuelo y mi esperanza era que él pudiera tener una familia grande para poder así compensar sus sufrimientos de niño), pero tal parecía que se hacía imposible.

Cada vez iba sintiendo menos fuerzas, menos esperanzas, ilusiones rotas, me sentía hundida en un gran precipicio. Me preguntaba una y mil veces por qué??? por qué a mí??? por qué me toco vivir esto a mí precisamente, muchas ideas y pensamientos me taladraban la cabeza sin encontrar una respuesta, mientras más pasaba el tiempo más me atormentaba, porque sabía que el tiempo era algo muy importante que no se podía recuperar, ni detener y mi dolor crecía cada vez más, cada instante... 



Trataba de sobreponerme y renovar mi fe elevando una oración al Cielo con la esperanza de ser escuchada y pedía a Dios que si el deseo mío tan profundo por ser mamá nuevamente fuese parte de sus planes de El para con nosotros que nos lo concediera.

"Oh Dios 
Fuente de toda vida y de quienes los humanos participan del don maravilloso de la fecundidad, míranos con amor y ten misericordia de mi esposo y de mi. 
Tú supiste colmar de alegría a Ana, madre de Samuel y a Isabel, madre de Juan el Bautista, que con Fe te pedían la gracia de la maternidad. 

Te suplico, por la intercesión de San Gerardo, te acuerdes también de esta tu sierva y me concedas un hijo, que sea mi alegría y la de mi esposo, y que por tu gracia y por su educación será además hijo tuyo. 

Amen" 

No hay comentarios:

Publicar un comentario