domingo, 21 de diciembre de 2014

Compartí mi Historia Mis hijos Mis milagros Primera Parte

Hola hijos hermosos, hoy les quiero compartir a ustedes un pequeño blog que hice con la intención de darle una luz de esperanza a otras mujeres que están atravesando la dura etapa del no poder tener los hijos que ellas desean, como a mí me sucedió, que por un tiempo me fue muy difícil quedar embarazada, que fue duro y sufrí mucho, yo a toda mujer que le cuesta mucho trabajo lograr quedar embarazada la comprendo muy bien porque eso lo viví yo en carne propia.

Para mi embarazo de Daniel (que tú mi Daniel mi amor tardaste aún más en llegar a nuestras vidas) yo conocí aquí por internet a muchas mujeres que no podían quedar embarazadas, que sufrían tanto como yo mientras esos bebés no llegaban.

Aquí (en este blog) a esas chicas yo les compartí como ustedes llegaron a nuestras vidas, a la vida de papá y la mía y se los compartí con la finalidad de que su fe de ellas crezca y crean que si Dios les tiene destinada una familia para ellas, que tengan paciencia y crean realmente que esos hijos que desean con todo su corazón Dios se los concederá, porque para Dios no hay imposibles y bueno aquí también en este relato dejo yo una huella mía para ustedes mis queridos hijos pues fui yo la que escribió todo esto.

Disfruten mi relato. Después te escribiré a ti mi Daniel hermoso y te dejaré aquí unas fotos hermosas, de tus primeros años de vida porque a ti si no te pude escribir a mano un diario como Marianna pero yo te lo dejo aquí tu diario que me es fácil escribirlo a través de la computadora.

MI HISTORIA PRIMERA PARTE
Hola, mi nombre es Patricia me gustaría compartirte mi historia, me sentiré muy feliz de saber que ésta puede influir en ti, que te puede brindar un pedacito de luz y te puede dar una esperanza en estos momentos por los que estás pasando.

Si estás atravesando por el duro camino de la infertilidad, quiero decirte antes que nada que te comprendo muy bien, sé lo que sientes al interior de ti, sé lo que estás viviendo, toda esa frustración, ese profundo dolor y esa tristeza... todos esos sentimientos de impotencia los comprendo más de lo que te imaginas porque yo todo eso lo viví también.


Los hijos que hoy gracias a Dios tengo, para mí son un gran milagro, cada uno en mi vida, son mis mayores tesoros, el motor de nuestra existencia.

Me casé a los 27 años, cuando me casé todo se me hizo como muy fácil, creí que yo iba a poder tener el control de mi propia fertilidad y planear mis embarazos así como la llegada de mis hijos cuando yo quería, cuando pensábamos nosotros que fuese el mejor momento, pero no fue así. El lograr la familia que hoy tengo me costó mucho, muchas lágrimas, muchos sacrificios y mucho aprendizaje, maduración de mí como ser humano, persona y mujer y más que todo crecimiento en la fe.

Después de unos seis u ocho meses de casados quisimos intentar tener nuestro primer bebé y ahí más o menos empezó nuestra dura batalla, la cual fue todavía muchísimo más difícil y más dura para la búsqueda de nuestro segundo hijo. 

Yo veía que pasaba el tiempo y no quedaba embarazada... consulté una doctora y según ella todo estaba perfecto, pero era una doctora de la seguridad social, pues yo vivía antes en el extranjero con mi esposo, siguió pasando el tiempo y nada, vine de vacaciones a México(mi país) después de un año y medio y fui con un ginecólogo muy conocido para mí se llama Mauricio mi doctor al que le tengo mucha confianza, él me revisó y me dijo que probablemente yo tenía endometriosis, y que para descartar esa posibilidad había que operarme, esto yo no me lo esperaba, es más no sabía de qué me estaba hablando, no tenía la menor idea de que era esa enfermedad endometrioris, regresamos de la consulta muy muy tristes, finalmente decidimos que lo mejor era operarme ya que no había otra salida, aproveché mi estancia en México y me sometí a una laparoscopia, mi doctor me operó, efectivamente yo tenía endometriosis y además un quiste, mi doctor cauterizó la endometriosis y me quito el quiste.

Paso el tiempo y yo seguía sin embarazarme, consulté en el país de mi esposo otra doctora, me dijo que probablemente la endometriosis había regresado porque era un mal irreversible, yo me sentí derrumbada y muy triste, me hizo varios estudios, le di incluso una copia de mi operación que mi doctor había filmado y bueno después de algunos meses me dijo que al parecer todo se veía bien, me dio tratamiento para embarazarme, Citrato de Clomifeno y en el segundo intento, no me bajaba bien la regla y después empece a sentirme un poco rara, pasé un día por la farmacia y compré una prueba de embarazo, no porque me sintiera segura que estuviese embarazada sino para ver a qué se debía el descontrol que traía, porque no me bajaba bien solo había tenido un manchadito café y me había durado como 3 días y eso era todo. Mi primer milagro llegó a mi vida, la prueba salió positiva, gracias a Dios quede embarazada, no lo podía creer, me sentí llena de emoción, una alegría tan grande inundaba mi corazón en ese instante, cuando vi dos rayitas en la prueba empecé a llorar de tanta felicidad y dije "estoy embarazada, Dios mío gracias es un milagro" antes de este momento tan especial hice mucha oración por varios días, semanas, meses... le llamé a mi marido pues él estaba trabajando, no pude aguantarme los deseos y le di la noticia por teléfono, él estaba también muy muy feliz con la noticia. 

A partir de ese momento la vida nos cambió para bien muchísimo, la bendición de formar una familia es algo indescriptible, maravilloso.

Gracias a Dios todo mi embarazo estuvo muy bien, lo disfrute bastante, empezamos a prepararnos poco a poco para la llegada de nuestra nena. Hasta el séptimo mes empezaron las dificultades, el líquido amniótico empezó a disminuir en grandes cantidades y mi presión arterial estaba muy alta.

Yo tenía preeclamsia severa, me indujeron el parto un día anterior al de su nacimiento, estuve en trabajo de parto toda la madrugada, con un gran dolor de cabeza, todo sacrificio lo vale por llegar a ser mamá, al día siguiente por la mañana me inyectaron a través de la vena otra sustancia la cual hizo que yo empezara con las contracciones en toda su intensidad y profundidad... y nació mi nena prematura pesando 1,450 g, sin anestesia, sin cesárea, un parto totalmente natural, fue una experiencia maravillosa, una dicha inmensa cuando me la pusieron en mi pecho y la pude abrazar y llenar de besos, mi marido no paraba de llorar de la emoción y la alegría.




Pocas horas más tarde después del parto, todo se complicó muchísimo, yo empecé con unos dolores fuertísimos, ningún medicamento me hacía verdadero efecto para calmarlos, ni la morfina, comencé a perder muchísima sangre, eran chorros y coágulos inmensos de sangre, no había ningún doctor que pudiera revisarme, llegaban sólo pasantes para médicos pero ninguno me decía que era lo que me pasaba, ya mucho más tarde casi al caer la noche, llegó la ginecóloga que me atendió en mi parto por la mañana, me hizo firmar unos papeles, yo ya no estaba tan consciente, la misma noche que mi nena preciosa nació yo me estaba muriendo, me operaron de emergencia esa noche, fue muy duro, dentro de mí pensaba "gracias Dios mío por haberme dado el don tan grande de haber tenido a mi hija conmigo en mis brazos, y disfrutar este pedacito de carne que es parte de mí unas horas, no sé si podré seguir viviendo pero te ruego que no la desampares a ella y que siempre me la cuides mucho" Me despedí de mi marido con lágrimas y gran incertidumbre en el pasillo cuando me llevaban a la carrera a la sala de operaciones, le dije "te quiero, nunca dejes sola a nuestra hija, pase lo que pase, cuídala siempre, gracias a Dios y la Virgen que nos concedieron el milagro de ser papás, nunca los voy a olvidar" y él lleno de lágrimas me abrazo y me dijo "todo va a estar bien, tranquila, tú puedes, lucha por tu vida y por nosotros, te necesitamos, te amo" 

Gracias a Dios que tuve la oportunidad de seguir con vida para disfrutar a mi chiquita preciosa, Dios me dio dos milagros, el tener a mi hija y el salvarme a mí, me costó mucho superar todo eso, pero con el hermoso regalo de mi hija, la ayuda de mi marido y de Dios salí adelante gracias a Dios, al principio me daba miedo volverme a embarazar con todo lo que había pasado, quise esperarme sobre todo yo, porque si por mi marido fuera, hubiéramos buscado el próximo embarazo a los pocos días de haberme recuperado.

A mí me dieron de alta después de una semana y media y mi hija permaneció en el hospital en cuidados intensivos preenatales todo un mes más, estaba tan chiquita mi nena linda, todos los días ibamos al hospital a verla y ella se quedaba llorando cuando nos despedíamos de ella y yo igual, la pude empezar a amamantar incluso dentro del hospital, todos los días yo me sacaba la leche con un tira leche manual y se la llevaba al hospital para que se la dieran...

Cuando la tuvimos en casa fue una gran bendición, la pudimos disfrutar mucho, yo aún me sentía como atolondrada, demasiado débil y sin fuerzas pues había perdido tanta sangre que estuve anémica un buen tiempo, de verdad la llegada de mi hija a casa y el tenerla conmigo, acunarla cerca de mí, recostarla sobre mi pecho, arrullarla y cantarle canciones fue lo que me ayudó a salir adelante y a recuperarme más rápido.

Al poco tiempo otra vez me sentí muy mal, entré un día a urgencias al hospital y ahí me tuvieron dos días, haciéndome varios estudios, mi marido solo con la bebé en la casa, yo muy angustiada de separarme de mi hijita así tan pequeñita, ya cuando yo me sentí mejor quería regresar a casa para estar con mi familia, pero en el hospital no me dejaron, mi esposo pudo encargar la bebé con unos amigos queridos nuestros y me vino a ver al hospital, yo tenía piedras en la vesícula, tuve principios de pancreatitis y tuve que ser operada de nuevo casi de emergencia... 

Gracias a Dios paso todo esto y nuestras vidas al fin empezaron a tomar su ritmo normal.

Hasta aquí mi primer milagro de vida.

Te seguiré contando de mi historia, ahora viene mi otro segundo gran milagro...

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